RETRATO DE DON ROBERTO

Técnica: óleo sobre lienzo
Dimensiones: 50x50
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Observaciones:

Le decían de apodo “Paciencia” y así lo recuerdo siempre, solo que yo lo llamaba don Roberto, era un preeminente sastre y un talentoso y quijotesco narrador de historias, sobre todo las que tenían que ver con su Dulcinea. Es muy curioso, ahora que lo recuerdo cuando contaba otras historias me atrapaban, porque tenía un acento dulce y tierno en sus palabras, tanto así que incluso cuando se encontraba enojado se lo podía escuchar. No podía entender, porqué, algo en él me recordaba a mi madre en tiempos de mi infancia... Realmente sentí mucho gusto cuando don Roberto aceptó mi invitación a que trabajáramos juntos en mi taller y tengo una deuda con él, porque me ayudó a entender por medio de dos dibujos y una pintura la razón por la cual trabajé con mis tres amigos indigentes, permítanme contarles una breve anécdota. Sucedió que un día, Paciencia llegó a la casa de mis padres golpeado y con la cabeza rapada. –    ¿Qué le pasó Paciencia? –   Me golpearon unos muchachos y con una tijera me   jodieron el pelo y un amigo mío que es barbero, me   ofreció comida a cambio de emparejármelo, jajaja –  Pase adelante, le dije, quiere un cafecito con pan,    venga suba al taller. Conversando un rato con él, y con las disculpas del caso, le pregunté algo que a los otros amigos no me atreví a preguntarles. – ¿Por qué bebe, de la forma como usted bebe, Paciencia? –      ¡Aaaayyy!... ¿de verdad quiere saber don Toño? –      Claro don Robert –      Le voy contar: "vea, hace años vivía en Ahuachapán, y una vez íbamos para la casa con mijo de 8 años, lo tomé de la mano y pasamos la calle y estando en la acera, sentí que un viento fuerte me empujó por allaaá... y cuando recobré el sentido me acordé de mijo que no lo veía, ¿dónde está? entonces se me acercó un cipote y me dijo que un hombre bien bolo, se subió a la cuneta y nos atropelló. Mijo murió, y cuando fui a poner la denuncia a la policía, resultó que a mí me iban a echar preso, porque ese hombre tal por cual, era un juez de la zona de occidente. ¡Mire como son las cosas don Toño! -ni siquiera salió en las noticias"-  me dijo. No podía creer lo que había escuchado,  me encontraba en estado de Shock. Mayor nivel de impunidad no hay, estaba profundamente conmovido y con un nudo en la garganta que acompañado del silencio me motivó a levantarme a beber un vaso con agua para poder restablecerme. No podía imaginarme un dolor tan grande, pensaba y a la vez me preguntaba, ¿cómo abordar este tema en la pintura? ¿Cómo pintar esta tragedia en un retrato? me planteaba mientras tomaba agua. Inmediatamente le supliqué a Paciencia sí podíamos trabajar en una sesión fotográfica, en la que afortunadamente accedió. Entonces comenzó la búsqueda del retrato en cuestión: de frente, tres cuartos, perfil, escorzo, espalda, gritando, llorando… no  podía encontrar el retrato, ¡que frustración tan grande sentí! Mientras tanto don Roberto se sentó en una mesa y lo veía muy cansado, tanto así que decidí concluir la sesión. – ya terminamos don Robert, si quiere acuéstese un ratito y descanse– cuando se acostó y me volvió a ver, me encontré con una sublime sorpresa. ¡Esto es lo que busco! exclamé, – no se mueva por favor don Roberto, quedase ahí–  Fue así que con la sencillez del asombro,  nació la obra “Retrato de don Roberto”
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